El pasado 15 de octubre, en el colegio Abad Sola, tuvo lugar el Encuentro de profesores para este curso una jornada inspirada en el evangelio de Juan 10, 11-18, donde Jesús se presenta como el Buen Pastor.
A lo largo del encuentro, los docentes compartieron experiencias y reflexiones sobre su papel como educadores cristianos. Fue un momento para detenerse, mirar hacia dentro y reconocer la grandeza de una vocación que se vive desde el servicio, la escucha y la entrega.
Educar desde la fe y la esperanza
El mensaje que nos acompañó durante la tarde fue sencillo y profundo: educar es un acto de amor que transforma vidas. Ser educador cristiano implica implicarse en la realidad del otro, tener “olor a oveja”, y sostener a cada alumno con cercanía, paciencia y esperanza.
La jornada culminó con una celebración llena de significado, donde cada gesto y palabra nos recordó que la misión educativa es una llamada compartida, que no caminamos solos, que nuestra fuerza nace del encuentro y de la fe.
Una comunidad con seña de identidad
Cada docente se llevó un pequeño gesto: un llavero con forma de oveja y el lema del día. Un símbolo humilde pero profundo, que nos recordará durante el curso que somos pastores y compañeros de camino.
Más que un encuentro, fue una afirmación de nuestra seña de identidad como centro: un profesorado que educa desde la fe, la alegría y el compromiso; que acompaña a cada alumno desde el corazón y que ve en la educación una oportunidad diaria de esperanza y transformación.


